Hoy presentamos una carta en su versión definitiva para la edición en castellano. Samantha y Yuri, por Samantha Smith y Yuri Andropov. La niña norteamericana que mando una carta al todopoderoso Secretario General del PCUS. Samantha que debía ser una niña muy inquieta leyo la prensa de su país con motivo del nombramiento de Andropov como sucesor de Brezhnev. Como le presentaban al gensec soviético los medios de los EEUU no debía ser nada halagüeño por lo que Samantha con la ingenuidad de sus diez años decidió escribir al Kremlin para impedir que Andropov comenzara una guerra.
Estimado Sr. Andropov,
Mi nombre es Samantha Smith. Yo tengo diez años. Te felicito por tu nuevo trabajo. Estoy muy preocupada, por que se inicie una guerra nuclear entre la URSS y los EEUU . ¿Usted está a punto de iniciar una guerra o no? Si estás en contra de la guerra, por favor dígame cómo quiere evitar la guerra. Por supuesto, usted no tiene que responder a mi pregunta, pero me gustaría saber por qué quieres conquistar el mundo o, al menos nuestro país. Dios creó la Tierra, por lo que todos vivían juntos en paz y no la guerra.
Atentamente,
Samantha Smith
Es un misterio para mi como llego esa carta a manos de Andropov, si la idea de utilizar a Samantha y a su carta partió del censor que leyo la carta o de más arriba. (por que me imagino que no era tan fácil hacer llegar una carta al Secretario General de la URSS) o alguna casualidad (en la película Salvar al Soldado Ryan se cuenta como alguien de la burocarcia se percata de la tragedia de los hermanos Ryan) permitió a Samantha protagonizar esta curiosa historia de la Guerra Fría.
El caso es que Andropov se permitió responder a Samantha e invitarla a pasar unas vacaciones en la URSS, para que conociera un poco mejor el país de los ogros comunistas.
- Estimada Samantha:
- Recibí tu carta, que es como tantas otras que me llegaron en este tiempo de tu país y otros países del mundo.
- Me parece —lo infiero por tu carta— que eres una niña valiente y honesta, parecida a Becky, la amiga de Tom Sawyer en el famoso libro de tu compatriota Mark Twain. Este libro es muy conocido y querido por todos los niños en nuestro país.
- Dices que estás ansiosa por saber si habrá una guerra nuclear entre nuestros países. Preguntas si estamos haciendo algo para evitar la guerra.
- Tu pregunta es la más importante de las que se puede hacer cualquier persona inteligente. Te responderé seria y honestamente.
- Sí, Samantha, nosotros en la Unión Soviética tratatamos de hacer todo lo posible para que no haya guerras en la Tierra. Esto es lo que quieren todos los soviéticos. Esto es lo que nos enseñó el gran fundador de nuestro Estado, Vladimir Lenin.
- El pueblo soviético sabe muy bien cuan terrible es la guerra. Hace cuarenta y dos años, la Alemania nazi, que buscaba dominar el mundo entero, atacó a nuestro país, quemó y destruyó miles de nuestros pueblos y villas, mató a millones de hombres, mujeres y niños soviéticos.
- En esa guerra, que terminó con nuestra victoria, fuimos aliados de los Estados Unidos: juntos peleamos por la liberación de mucha gente de los invasores nazis. Supongo que sabrás esto por tus clases de Historia en la escuela. Hoy ansiamos vivir en paz, comerciar y cooperar con nuestros vecinos de esta Tierra —con los cercanos y los lejanos—. Y por supuesto con un gran país como son los Estados Unidos.
- En los Estados Unidos y en nuestro país hay armas nucleares —armas terribles que pueden matar millones de personas en un instante—. Pero no queremos que sean jamás usadas. Por eso precisamente es que la Unión Soviética declaró en forma solemne por todo el mundo que nunca —nunca— será la primera en usar armas nucleares contra ningún país. En general nos proponemos discontinuar su producción futura y proceder a la destrucción de todos los arsenales existentes.
- Me parece que esta es suficiente respuesta a tu segunda pregunta: «¿Por qué quieren hacerle la guerra al mundo o al menos nuestro país?». No queremos nada parecido. Nadie en nuestro país —ni trabajadores, ni campesinos, ni escritores ni doctores, ni grandes ni chicos, ni miembros del gobierno— quiere una guerra grande o «chiquita».
- Queremos la paz —hay cosas que nos mantienen ocupados: sembrar trigo, construir e inventar, escribir libros y volar al espacio—. Queremos la paz para nosotros y para todos los pueblos del planeta. Para nuestros niños y para ti, Samantha.
- Te invito, si tus padres te lo permiten, a que vengas a nuestro país; el mejor momento es este verano. Podrás conocer nuestro país, encontrarte con otros de tu edad, visitar un centro internacional de la juventud —»Artek»— a orillas del mar. Y verlo con tus propios ojos: en la Unión Soviética, todos quieren la paz y la amistad de los pueblos.
- Gracias por tu carta. Jovencita, te deseo lo mejor.
- Y. Andropov
- Y como Tintin, Samantha paso junto a sus padres unas vacaciones en el país de los soviets. Conoció las ciudades más importantes, vivió en el campamento de pioneros Artek, aunque no pudo encontrarse con Yuri Andropov cuya estado de salud era lamentable.
- Samantha se convirtió en un símbolo de la paz, en una celebridad en su país y fuera de él. En Japón afirmo que las nietas de los dos principales líderes mundiales (Reagan y Andropov) debieran visitar a los países respectivos. Que nadie comenzaría una guerra contra el país que visita su nieta. En fin.
- Los escolares soviéticos tuvieron un nuevo ejemplo en sus aulas y en sus revistas. Samantha Smith, la niña norteamericana, la niña de la paz. La sonrisa y el desperpajo de Samantha cautivaron a toda una generación de soviéticos.
- Samantha regreso a su país, a su ciudad, Maine, su popularidad le abrió las puertas de la televisión comercial.
- El 25 de agosto de 1985 de regreso de una grabación, el avión donde iban ella y su padre se estrellaba. No hubo supervivientes.
- Más allá de las conjeturas disparatadas de un sabotaje de la CIA o la KGB, que las hubo, lo que más impresiona es como aún hoy los que entonces eran niños en la URSS recuerdan con cierta emoción a Samantha y su trágico final. Yo recuerdo mi primer contacto infantil con la muerte de una celebridad, fue el accidente fatal del jugador de baloncesto Fernando Martín. Y como me impresiono, y como me hubiera gustado que estuviera más presente en mi vida Samantha Smith que Fernando Martín.
- Hubo otra niña de la paz, Ekaterina Lycheva o Kate Lychev, la fundación Children as peacemakers decidió invitar a una colegiala soviética a los EEUU, en parte como respuesta a la extrema popularidad de Samantha. Y junto a otra niña noretamericana, Starling Rowe, estuvo de gira en los EEUU, siendo así objetivo de la envidia de sus compatriotas. Visitó incluso a Regan en la Casa Blanca y la prensa soviética cultivo la imagen de Kate. Pero no fue lo mismo que samantha a ojos de los soviéticos. quiza por la trágica muerte de Samantha.
Una entrada muy chula que estaba echando en falta.
Esta carta es mi favoritadel TS, precisamente por la historia que descubrí detrás al investigar sobre ella.
me gusto la historia de las niñas de la paz es emocionante saber qe ay valientes qe se atreven a pedir la paz en ves dee esconderse y no hacer nada para evitarla.