Ya advertí al principio de esa aventura que no todos los días las entradas estarían especialemente elaboradas. Hoy recurrimos a los minutos músicales. Los más jovenes no se acoradaran pero en mis tiempos las retransmisiones deportivas más deseadas solían verse interrumpidas, alguien había pisado un cable, y nos obsequiaban a la fustrada audiencia con minutos músicales, videos que no me imporataban un pimiento de cantantes y grupos que yo desconocía. (En la URSS pasaba algo parecido, pero cuando eso pasaba solía ser señal de otra cosa que un cable desenchufado; como el frustrado atentado a Brezhnev en 1969 en plena recepción retransmitida a los cosmonautas de la Soyuz IV y V)
Y sí hablar de música, del consumo de música es quizás profundizar en las causas del derrumbe socialista. Se merece más en este blog que los minutos músicales. Pero servira una idea de por donde iban las notas y los tiros en este campo de la guerra cultural. Por ejemplo y a pesar de todas las reticencias y obstaculos de la autoridades, el rock ´n´roll no tuvo más remedio que ser tolerado en la Unión Soviética. Pero con un claro marcaje y siempre dando el visto bueno.
No eran los soviéticos unos nadie en los terrenos de las artes, y en la música menos, pero no todo iba a ser escuchar a Shostakovich y cia. Y como en otros campos recurrieron a la copia descarada. No vacilaron en catapultar a la fama al llamado Elvis Rojo, Dean Reed, un yanqui de menor talento que otros, pero con mayores convicciones sociales (no estoy muy seguro de esto). Se convirtió en un autentico fenomeno y perpetró algunos de los mayores horrores de la Guerra Fría.
Os dejo hoy el primer round de esta faceta menos cruenta de la Guerra Fría, pero casi igual de importante, Dean Reed (por la URSS) y Cliff Richard interpretan Rock ‘n’ Roll-Medley. Ganan los USA 1-0
Y si alguien tiene mucha curiosidad por el rock en la URSS hay una película rusa del año 2009 Стиляги (Rebeldes , no podía llamarse de otra manera), parece muy mala.
Nota: Esta misma entrada se publicó en marzo del 2010 en el Instituto de Estudios Solarísticos, y porque tiene su interés y cierto sabor histórico, me atrevo a incluirla en este blog dedicado a la Guerra Fría y el Twilight Struggle. Además este blog tiene mucho más visitantes que el otro, y es muy probable que muchos no la hayan leído (tan sólo 173 impresiones directas en estos 18 meses). Quien se sienta estafado por no encontrar contenidos nuevos hace bien, que deje constancia de ellos en los comentarios. Por cierto hay otro motivo, es una de las cartas favoritas de nuestro becario, Cartesius.
Willis Conover, la voz del Jazz en la Unión soviética.
Volvemos con las cartas con historia, en esta oportunidad una del mazo del juego Twilight Struggle, el juego que simula la guerra fria que enfrento a la Unión soviética con los Estados Unidos de América. La carta en cuestión es «Voice of America» y que me permitira hablar, una vez más, de música en la URSS, esta vez Jazz y del cinismo que cubrió esta guerra donde unos decían luchar por la libertad y otros por el socialismo real.
la carta "Voice of America"
En el juego, «La voz de América» es una carta evidentemente norteaméricana, que se añade al mazo en el momento de la transición de «early war» a «mid war». Es una gran carta para el jugador yanqui, no se elimina del juego al ser utilizada como evento, y permite retirar puntos de influencia soviéticos que de otra manera le resultaría muy complicado. Curiosamente, y contra lo que ocurrio realmente no está permitido jugarse sobre los países europeos. Y digo esto por que el principal objetivo de la Voz de America era la URSS, y luego, sus satélites.
La voz de América era, y es, una emisora de radio gubernamental que nació durante la Segunda Guerra Mundial y se utilizó sobre todó para dar cobertura informativa de los avances aliados en los territorios ocupados por los alemanes. Sin embargo el final de la guerra coincidió con el comienzo de la confrontación entre el bloque occidental y el bloque comunista. El telón de acero cayó, y el Departamento de Estado norteamericano pensó que la radio podía ser un arma tan eficaz como los misiles. Y oficialmente se declaro que su misión sería combatir la propaganda antiaméricana que el gobierno soviético hacía en la URSS.
En un primer momento se habilitó a buques de la armada como estaciones de radio «ambulantes» para conseguir transmitir a las regiones más alejadas. Pero Washington logró la colaboración de diferentes países europeos, entre ellos la España de Franco, donde instalar potentes equipos de transmisión. Al final de la guerra fría ya eran los satélites los encargados de transmitir los programas de «la voz de América».
Es difícil de medir el impacto real de estas transmisiones, los boletines informativos, los testimonios de los avances capitalistas no impresionaron gran cosa a los ciudadanos soviéticos, al menos en los años 50 y 60 todavía estaban convencidos de que superarían a los norteamericanos y que si el régimen daba muestras de enfermedad, era cosa de una transformación desde dentro. Otra cosa era la música, buena parte de la programación de «La voz de América» era música de jazz, y eso volvía locos a muchos «ivanes».
En radios como esta se escuchaba a VOA (fuente gulaghistory.org)
En palabras de Vladislav Zubok «La música y los programas radiofónicos norteamericanos ejercieron «suavemente» una enorme influencia en muchos jóvenes soviéticos. Antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, el jazz y el swing norteamericanos habían sido objeto de repetidas prohibiciones en la Unión Soviética, y que se repitieron de nuevo cuando comenzó la Guerra Fría. Muchos jóvenes se acostumbraron a escuchar las transmisiones radiofónicas de la Voz de América de manera prácticamente exclusiva, debido a su programación musical. El número de aparatos de radio de onda corta presentes en los hogares soviéticos pasó de los quinientos mil en 1949 a los veinte millones en 1958. Al final de su vida Stalin ordenó que en 1954 quedara interrumpida la producción de aparatos radiofónicos de onda corta. Sin embargo, la industria soviética empezó a fabricar cuatro millones anuales de ese tipo de radios, principalmente por razones comerciales. Entre los programas más populares de la VOA destacaba Time for Jazz. Su pinchadiscos, Willis Conover, dueño de una fabulosa y profunda voz de barítono, se convirtió en el heróe secreto de muchos jóvenes de Moscú y Leningrado. Jóvenes que cantaban, sin entender buena parte de lo que decían, las canciones de Benny Goodman y Glenn Miller, y que escuchaban entusiasmados a Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Duke Ellington y las improvisaciones de Charlie Praker. Más tarde llegó Elvis Presley. Según distintas versiones, la VOA contaba con millones de radioyentes. En las tiendas no había discos de las estrellas de la música norteamericana, y conseguir uno se consideraba un verdadero milagro. A finales de los años cincuenta, las grabadoras empezaron a cambiar este panorama y permitieron un mayor acceso de la juventud soviética a la música occidental». ( Vladislav Zubok, Un imperio fallido Ed. Crítica)
Poco puedo añadir yo a lo que dice Zubok, si acaso dejar constancia que Conover también llevo éxitos como «Esta tarde vi llover» y enlazar con un par de «restos» documentales más:
U otro de sus programas, dedicado en exclusiva a Benny Goodman
Voice of America todavía existe hoy, su función sigue siendo la misma, se emite en 43 lenguas diferentes aunque no hay enemigos tan impenetrables como lo fue la Unión Soviética, en parte ayudado por las nuevas tecnologías, como los satélites e internet. No hace mucho se destruyeron las instalaciones que tenía Radio Liberty, la otra gran emisora anticomunista, que estaban en Cataluña. La verdad es que desconozco el grado de colaboración entre VOA y Radio Liberty, pero apuesto que los grandes repetidores de Palls (Girona) sirvieron para llevar jazz hasta Moscú, mientras aquí, bueno mejor no hablar de lo que teníamos aquí.
Y al principio de la entrada hacía mención al cinismo, no sólo por colaborar con el Generalisimo, más bien por una cuestión que parece increíble. VOA, Voice of America, tiene prohibida su emisión en los EEUU desde 1952,en virtud a la ley Smith-Mundt, que prohíbe al gobierno federal el uso de los medios públicos como instrumento de propaganda en territorio norteamericano, a la vez que ampara la libertad de acción de las empresas privadas. Y aunque nunca ha sido reconocido oficialmente Voice of America era y es, propaganda. De hecho solo pueden acceder a sus contenidos congresistas, representantes de prensa, académicos y estudiantes con permiso para hacerlo.
Y para rematar la faena, hoy en día la Unión Europea tiene su particular «Voice of America», se llama BelSat, y, como no podía ser de otra forma se encuentra en Polonia, el brazo del Departamento de Estado norteamericano en Europa, de hecho es financiado por el ministerio de exteriores polaco, la Unión Europea y el Departamento de Estado yanqui.. Su objetivo dar a conocer a Bielorrusia lo horrible de su régimen y las excelencias democráticas de Occidente.
Promo de Belsat
Promo de la Tv nacional de Belarús
Como se puede ver la guerra fría todavía no ha terminado en algunos sitios de europa (no digo nada de Cuba, o Venezuela, o China)